Kisshomaru Ueshiba
Segundo Doshu
Antiguo Dojocho del Aikikai Hombu Dojo

La Esencia del Aikido: Clases del Doshu K. Ueshiba en el campamento de verano de la región oeste de la Federación de Aikido de los Estados Unidos de América (USAF) en 1987.

Por Judy Looby, Aikido de Berkeley


Nota del editor: mientras observamos el aniversario de la mueret del segundo Doshu, estamos reimprimiendo estas notas tomadas durante una de las visitas del Doshu a los Estados Unidos. Aparecieron originalmente en la edición de otoño de Sansho en 1987. Fotos cortesía del Hombu Dojo.
El Doshu comenzó su primera clase en el campamento de verano explicando que sólo compartiría con nosotros cuatro clases y que durante ese tiempo intentaría ilustrar a través de explicación, demostración y práctica la esencia del Aikido. Presento el siguiente resumen en secciones que corresponden aproximadamente a las cuatro sesiones del Doshu.

1. Las artes marciales japonesas fueron inspiradas originalmente por la meta de victoria en el campo de batalla. En su forma original están fuera de lugar en el mundo moderno. El fundador del Aikido se dedicó a establecer un arte marcial que satisficiera las necesidades de la gente contemporánea sin ser un anacronismo.

Que el Aikido sea un budo moderno no significa simplemente que haya tomado características contemporáneas encontradas en formas modernas como el judo, el kendo y el karate.

Aunque ha heredado los aspectos espirituales de las artes marciales y ha enfatizado el entrenamiento de la mente y el cuerpo, las otras han enfatizado la competencia, subrayando su naturaleza atlética y poniendo prioridad en ganar.

En contraste, el Aikido es único en su rechazo a convertirse en un deporte competitivo. Competencias que alimentan el egotismo, el egocentrismo y la despreocupación por los otros son perjudiciales para el budo cuyo último objetivo es liberarse del yo, obtener un “no-yo”, y por lo tanto entender lo que es verdaderamente humano.

En nuestro mundo de máquinas, guerra y valores desintegrados, el entendimiento de la perfección de la humanidad a través del Aikido es la vía hacia un mundo de paz y armonía.

Paralelamente esta singularidad espiritual es la personificación física de estos ideales. La característica más sobresaliente que distingue al aikido como una forma de budo es que evadimos o desviamos, entramos en el ataque y manejamos la situación invitando al atacante en el círculo que nosotros creamos.

Para lograr esto, debemos primero eliminar al yo para ser capaces de movernos con absoluta libertad y así ser capaces de responder apropiadamente al momento de una manera rápida y en control del yo. En aikido lidiamos con un ataque recibiendo la energía de una manera fluida que redirecciona y guía la energía del atacante. Este es el principio de la rotación esférica y está personificado en las técnicas de iriminage. El estudiante de Aikido debe dedicar largas horas y una gran parte de su entrenamiento a dominar las técnicas de rotación esférica a través de una práctica diligente y repetitiva de tai-sabaki, y de varios movimientos como irimi otoshi, irimi tenkan e irimi issoku. Esto es lo que esperamos lograr en nuestros cuerpos: vaciarnos de lo ser personal y volvernos capaces del movimiento de rotación esférica sin restricciones. Esto es la verdadera maestría de la esencia del arte.
Variaciones de iriminage fueron demostradas para enfatizar y clarificar esta clase.

2. Sentarse y las técnicas sentadas son particularmente importantes para la práctica. Sentarse es la fuente de una etiqueta correcta y es básico para muchas técnicas, y esencial para el buen entrenamiento. Es necesario practicar e intentar sobreponer la incomodidad. Disciplina y práctica diligente y diaria de las técnicas básicas del aikido es el camino a la perfección.

Para enfatizar estos puntos el Doshu demostró y practicamos ikkyo, nikkyo, sankyo, yonkyo (tachi y suwari waza) y kokyudosa en las variaciones de omote y ura en esta clase.

3. El aikido está íntimamente conectado en sus principios básicos y sus movimientos con la esgrima. Es fundamentalmente un arte marcial de “manos vacías”, pero la mano (llamada mano de espada o tegatana) se mueve a la manera de un espadachín. Un clásico ejemplo del aikido como manifestación concreta de un principio de esgrima es shihonage. El principio de esta técnica está modelado según la manera básica de sostener la espada. Usando los movimientos básicos del aikido de irimi y movimiento esférico, la tegatana es usada para proyectar gente en cuatro, ocho o dieciséis direcciones.

Esta técnica tiene infinitas variaciones de acuerdo a la situación y la necesidad que provienen del ataque. Cualquiera que sea la situación, shihonage sigue esencialmente el mismo patrón.

Primero se toma el balance del oponente con irimi y movimiento esférico. Luego el oponente es llevado hacia nuestro círculo de movimiento y finalmente las manos son usadas como levantando la espada por encima de la cabeza y cortando hacia abajo para ejecutar la proyección.

Estos puntos fueron enfatizados por demostraciones y practicados tanto como con bokken como tachiwaza (manos vacías). Se hizo especial énfasis en la conciencia de ma-ai con y sin el bokken.

4. El aikido manifiesta la realidad última: los movimientos fluidos y espontáneos potenciados por el ki. Su meta es la formación del ser humano ideal, unificando cuerpo y mente, logrado a través de entrenamientos vigorosos tanto mentales como físicos.

En el mundo deshumanizado de hoy, el aikido ofrece una vía hacia el crecimiento personal y la perfección como seres humanos.

Cada persona, sin importar la edad, el sexo o sus habilidades atléticas puede entender a través de la práctica la unificación del ki universal individual. Esta unificación es la fuente de la energía viva que no solo llena el vacío espiritual sino que llena la vida diaria con substancia real y sentido.

Tenchinage fue demostrado y practicado. Estilo libre y múltiples ataques y futadori fueron usados en esta clase para enfatizar estos puntos.

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Luego de terminadas las enseñanzas del Doshu, Chiba sensei nos habló del rol especial del Doshu como líder en el mundo de hoy. Enfatizó en que fue a través de los esfuerzos continuos del Doshu que el aikido fue llevado al público general – para ser compartido como una vía hacia una humanidad mejorada en un mundo en deterioro. Chiba sensei también explicó que fue un regalo especial de Doshu ser capaz de continuar la línea del Aikido puro y verdadero gracias a su ausencia de ego en su práctica.

Esta pureza especial de la técnica que emerge al ser capaz de mantenerse a si mismo como un “no-yo” en su práctica lo distingue como un maestro único. Los maestros que se han desarrollado bajo su tutela han sido únicos y diversos – su aikido no contaminado por la personalidad del maestro.