Moriteru Ueshiba
Tercer Doshu
Dojocho Aikikai Hombu Dojo


¿Qué es Aikido?
Por el Segundo Doshu Kisshomaru Ueshiba y el Tercer Doshu Moriteru Ueshiba


Nota del Editor: Esta conversación aparece en El Mejor Aikido: Los Elementos Fundamentales (Best Aikido: The Fundamentals). Agradecemos al Doshu Moriteru Ueshiba por habernos dado permiso de reproducirla. Las fotos son cortesía de la Fundación Aikikai.

Aquellos que no están bien informados sobre el verdadero carácter de Aikido lo consideran como nada más que uno de esos artes marciales anticuados o pasados de moda. Es cierto que Morihei Ueshiba (1883-1969), el Fundador de Aikido, estudió muchos estilos diferentes de artes marciales tradicionales, y usó esa experiencia para formular las técnicas de Aikido. Sin embargo, Aikido es mucho más que un compuesto de varias artes marciales. El Fundador lo hizo saber muy claramente: “Hasta este momento, he estudiado muchas clases de sistemas de artes marciales -- Yagyu Ryu, Shinyo Ryu, Kito Ryu, Daito Ryu, Shinkage Ryu, y sucesivamente – pero el Aikido no es un compuesto de estas artes. Todas las técnicas aiki son una función de ki."

No obstante, se suelen confundirse el Aikido y el Daito Ryu Aikijutsu aún en las obras referenciales japonesas, y es fácil de entender por qué el público en general no puede fácilmente distinguir los dos artes por separado. Es un hecho que Morihei Ueshiba una vez fue un discípulo de Sokaku Takeda (1859-1943), gran maestro del Daito Ryu, pero cuando un reportero de la prensa le preguntó si la creación del Aikido fue una consecuencia directa de su entrenamiento en el Daito Ryu, Morihei respondió, "No. Es más preciso decir que el Maestro Sokaku me abrió los ojos a la verdadera naturaleza del Budo." La naturaleza esencial de Aikido es bastante diferente a la de otras artes marciales.

Las artes marciales tradicionales del Japón pueden ser consideradas como importantes tesoros culturales e históricos, pero luego de la Restauración Meiji en 1868, y la caída del antiguo orden samurái, la occidentalización veloz y a menudo indiscriminada del país tuvo un efecto perjudicial a las artes marciales.

Jigoro Kano (1860-1938) creyó que los mejores elementos de las artes marciales japonesas debían ser preservados, pero fue muy difícil para él encontrar maestros consumados y aprender de ellos – la mayoría de los artistas marciales de la antigua época habían desaparecido. Sólo fue a través de un esfuerzo diligente y sostenido que pudo establecer el Kodokan Judo como vehículo para preservar lo mejor de las artes marciales japonesas en un contexto moderno. Kano abrió su primera escuela en 1882, un año antes de que naciera Morihei Ueshiba. Mientras Kano creía que introduciendo la competencia deportiva al estilo occidental ayudaría a popularizar su nuevo arte de Judo, Morihei siguió un camino completamente diferente. Tan diferente de hecho, que algunas personas dicen, "el Aikido en realidad no es un arte marcial, ¿cierto?”

De nuevo, es cierto que hay un número de personas mal informadas que equivocadamente ven el Aikido como alguna especie de ejercicio para promover la salud, un tipo de danza, una forma de mesmerismo marcial o algo parecido, y, como hemos mencionado anteriormente, hasta existen obras referenciales que confunden el Aikido con aikijutsu. Sin embargo, tengamos claro que el Aikido es Budo, un arte marcial. Aikido es un refinamiento de las técnicas marciales tradicionales combinado con una filosofía exaltada del espíritu. Es un método de forjar mente y cuerpo.

¿Cuál es la naturaleza exacta de esa filosofía del espíritu? En simples palabras, es evitar el uso de artimañas, decepción, o fuerza bruta para derrotar a un oponente. Es un vehículo para ayudarnos en nuestra búsqueda, para la vía, y nos posibilita desarrollar el carácter individual de cada uno, de una manera mutuamente satisfactoria con nuestros compañeros de entrenamiento. En nuestra búsqueda por la Vía, necesitamos unificar mente y cuerpo a fin de armonizarnos con el orden natural del universo, y luego responder libremente a cualquier contingencia que podría surgir. Aikido es un sistema de entrenamiento que nos suministra los medios para de verdad experimentar tal estado.

Se piensa usualmente que la palabra "universo" es algún concepto abrumadoramente grandioso, pero en realidad el universo de la Vía del Aikido es muy concreto y está centrado dentro del mismo cuerpo de cada uno. En el entrenamiento de Aikido, nos esforzamos por entender los principios de ki a través de la experiencia actual, y emplear varias técnicas para hacer que esos principios sean parte de nuestra consciencia diaria. Esta es una de las características distintivas del Aikido.

Veamos más de cerca la naturaleza del ki en Aikido de una manera concreta. Cuando usted ve ejecutándose las técnicas de Aikido, es mejor ver todos los movimientos como circulares. Cuando se crea un círculo, su pareja parece que girara hacia afuera y cayera por su propia voluntad. Los movimientos circulares nos permiten evitar colisionar con una fuerza opositora, y facilitar la armonización. A fin de crear un verdadero círculo, debe haber un centro firme.

Un trompo gira a una velocidad alta alrededor de un centro estable, sin embargo apenas pareciera moverse. Sin embargo, si toca levemente el trompo, inmediatamente volará hacia afuera con un disparo de fuerza centrífuga, y su fuerza latente se revela evidente. La energía que irradia de un trompo es un ejemplo perfecto de “la quietud dentro del movimiento.”

El Fundador a menudo describía este estado de quietud dentro del momento como sumikiri, "la claridad total de mente y cuerpo." Este concepto yace en el propio corazón de Aikido.

En 1924, el Fundador acompañó el líder religioso de Omoto-kyo, Onisaburo Deguchi (1871-1947) en una misión a Mongolia. En su camino a través de las montañas, Onisaburo y su grupo fueron atacados por bandidos. Las balas llovían desde todos lados. El artista marcial Morihei, quien estaba actuando como el guardaespaldas de Onisaburo, pensó que era el final de todos, pero entonces de repente él se sintió extraordinariamente calmado y centrado. Pudo sentir la dirección de las balas y evitaba ser impactado. El grupo completo escapó ileso. El Fundador luego describió ese estado de extraordinaria calma como sumikiri, la quietud dentro del movimiento, y dijo que después de esa experiencia asombrosa él podía inmediatamente percibir cualquier asesino o intento hostil que pudiese surgir de cualquier parte.

Este milagroso episodio es bastante atractivo, pero uno no debe pasar por alto que la experiencia del Fundador de sumikiri fue debido a sus largos años de diario e intenso entrenamiento del cuerpo y la mente. No sucedió fácilmente sin ningún esfuerzo. Sin la constante práctica, la comprensión de la verdadera naturaleza de ki nunca podrá ser alcanzada.

En el dojo, el entrenamiento sigue ciertas reglas. En la calle sin embargo, cualquier cosa puede suceder, haciéndolo difícil para nosotros retener nuestra ecuanimidad. Es fácil mantener la ecuanimidad bajo circunstancias ideales; una de las metas de Aikido es enseñarnos cómo mantener nuestra ecuanimidad sin importar la situación, independientemente de lo angustiosa ni lo difícil que sea.

Un método de mantenerse centrado es respirar aire desde el seika tanden (un punto sicofísico aproximadamente a cinco centímetros por debajo de su ombligo). Recuérde que el ki que anima su propio cuerpo es el mismo ki que anima el universo entero. Todos los movimientos circulares que usted practica en aikido nunca van en contra de los principios de la naturaleza. Controle su respiración y únase con el ritmo natural del universo. Esta es la manera para mantenerse centrado en su seika tanden. Nuestro propio centro debe estar ligado con el centro de la tierra. El ki emana desde esa sensación de estabilidad y calma.

A diferencia de muchos otros maestros de artes marciales quienes tendían a formular reglas y regulaciones elaboradas para sus lugares de entrenamiento, a Morihei no le gustaba esa práctica, y únicamente requería que sus discípulos siguieran su propio sentido común. Sin embargo mientras el Aikido se volvía más y más popular, sus alumnos antiguos pidieron que él estableciera algún tipo de pauta para el entrenamiento. “El tiempo ha cambiado, así parece,” respondió Morihei con una sonrisa, y propuso “Precauciones para el Entrenamiento de Aikido.”

1. Las técnicas de Aikido pueden ser instantáneamente letales, entonces es esencial observar las direcciones del instructor en todo momento, y no incursionar en concursos de fuerza.

2. El Aikido es un arte en el cual “el uno” se usa para golpear a “los muchos.” Entrénese para estar atento o consciente de los ataques que provienen de las cuatro y ocho direcciones.

3. Entrene siempre de una manera vibrante y alegre.

4. El instructor sólo puede impartir una pequeña porción de la enseñanza. Solamente a través de un entrenamiento incesante es que se podrá obtener la experiencia necesaria para dar vida a estos misterios.

5. En el entrenamiento diario, comience con movimientos básicos para fortalecer el cuerpo sin exceso de esfuerzo. Caliéntese debidamente, y no habrá temor a lesiones, hasta para las personas mayores. Diviértase mientras entrena y empéñese en comprender su verdadero propósito.

6. El propósito del entrenamiento de Aikido es forjar el cuerpo y la mente, construir el carácter. Las técnicas se transmiten de persona a persona de forma o base individual, y no deberían ser reveladas indiscriminadamente a extraños, ni ser usadas para propósitos malignos.

Estas precauciones todavía se observan silenciosamente en el dojo central, con el mayor énfasis puesto en el número tres, “Entrene siempre de una manera vibrante y alegre.”

A la mención del término “arte marcial”, muchas personas conjuran un imagen de una persona con una conducta intimidante, agresiva, y ciertamente existen algunos supuestos artistas marciales que actúan de esa manera. Sin embargo, tal conducta es una clara indicación que en realidad no entienden el Budo. La agresión excesiva en realidad es una presunción o alarde en vano, una máscara que cubre una falta de auto-confianza.

Al contrario, alguien que verdaderamente entiende lo que es Budo, es bastante calmado en apariencia y gentil en su conducta. Él o ella tienen la suficiente confianza para no tratar de intimidar a otros seres humanos, y típicamente tienen una expresión feliz en su cara. En simples palabras, ellos manifiestan shizen tai, un estado de ser perfectamente natural y relajado. A fin de ayudarlos a comprender este especie de júbilo natural, a menudo yo le pregunto a los practicantes, “¿Cierto que deberíamos entrenar de manera alegre?”

Valoramos aquellos practicantes que de verdad entienden el corazón del Aikido. Tales practicantes vienen al dojo con buen ánimo o espíritu, toman placer en proyectar y ser proyectados, ejercitan hasta sudar bien, y se van con buen ánimo o espíritu. No están interesados en buscar un rango alto—simplemente se deleitan con la alegría de entrenar. Manifiestan shizen tai, un estado de ser completamente natural.

La tierra nació del universo, y aquellos que prosperan en ese ambiente vigorizante de vida pueden directamente convertirse en uno con la naturaleza. Nunca se oponen a la ley natural, y nunca tratan de controlar las cosas a través de la fuerza. Tales personas manifiestan una ecuanimidad natural y práctica.

Tal actitud, basada en una experiencia profunda, puede ser un gran adicional en una variedad de actividades sociales. Si usted entrena de una manera natural y plena, con ecuanimidad y un centro sólido, una cantidad tremenda de poder del ki será generada. Eso será de gran beneficio tanto para uno mismo como para la sociedad. Ésta es nuestra forma natural e ideal. Alcanzar ese estado de ser es de un valor mucho más grande que una victoria en cualquier concurso insignificante.

El propósito del Aikido es hacer fuerte a los seres humanos, al extraer y sacar su energía natural. Esto también los hará sanos en cuerpo y mente. En Aikido, nosotros trascendemos más allá de la distinción entre mente y cuerpo; unificamos cuerpo y mente y funcionamos como una sola entidad. Es desde el centro de esa entidad unificada que nace el ki ilimitado, y desde donde emana el aliento vital. Si estas fuerzas poderosas se manifiestan en la vida diaria, se podrá vivir la mejor y la más positiva existencia.

Es el poder del ki que emerge naturalmente y que nos permite directamente experimentar de forma diaria la experiencia de la alegría, el poder, la libertad y la flexibilidad de la existencia. Al vivir vibrantemente con verdadero vigor, podemos encontrarnos con cualquier reto y acomodarnos a cualquier contingencia. La práctica del Aikido hace que todo esto sea posible, y este énfasis en la armonización y la acomodación explica su popularidad alrededor del mundo.