Una Entrevista con T. K. Chiba Shihan

Parte 1

Por Peter Bernath y David Halprin


Nota del editor: Esta entrevista con T.K. Chiba Sensei fue conducida en el Campamento de Verano de USAF Región Este, realizado en Hampshire College, Amherst, Massachusetts en agosto de 2000. Partes de la entrevista aparecen en el video de New England Aikikai documentando la primera visita a los Estados Unidos de Moriteru Ueshiba como el Tercer Doshu. 

Peter Bernath, 7º Dan es Jefe Instructor de Florida Aikikai, y David Halprin, 7º Dan es Jefe Instructor de Framingham Aikikai y fue Instructor en el New England Aikikai. Las fotos son cortesía de Bill Breshnihan.
Sensei, ¿cómo fue cuando era joven y practicaba como uchi deshi en el Hombu Dojo?

Lo único que yo quería era dormir y comer. Eso es prácticamente todo. Siempre cansado, siempre exhausto. No había suficiente comida. No dormíamos lo suficiente, así que eso era muy importante para nosotros, por lo menos para mí, no puedo hablar por los otros. Para pescar un poco de sueño, diez o quince minutos, a cualquier hora, si había suficiente oportunidad. Sólo ir a la cama, acostarse en el piso, lanzarse un manto encima y dormir.

Ese entrenamiento fue muy importante para mí ahora. Puedo dormir en cualquier sitio, cualquier lugar, en cualquier momento, simplemente ¡BAM! Y pararme diez, quince minutos después.

¿Ustedes tenían un cuarto allá, o dormían sobre el tatami, o…?

Dormíamos en el dojo, en el dojo principal. Había un pequeño cuarto disponible para los uchideshi, en la sección central del dojo. No entraba brisa, ni luz, ni sol. Como una prisión.

¿Cuántos vivían en ese cuarto?


Éramos seis de nosotros.

¿Y era un cuarto pequeño?

Seis pedazos de esterilla, de tatami.

¿Seis esterillas de tatami?

Sí. Había un escritorio grande, un teléfono; también era una oficina combinada.

¿También cocinaban allí?

Sí, pero básicamente teníamos una cocinera: la esposa del Doshu. Hacíamos las compras, cortábamos los vegetales, y preparábamos los baños calientes, cualquier cosa que se necesitaba para ayudar a cuidar a la familia Ueshiba.

Así que prácticamente desde que se despertaba hasta que se acostaba, usted trabajaba.


Sí, nunca cambiábamos el gi desde la mañana hasta la noche. Salíamos con la chaqueta de gi puesta y el haori encima, e íbamos de compras, etcétera.

Primero entró como uchi deshi, así que fue un alumno, ¿pero entonces después de cuánto tiempo fue que comenzó a enseñar?

Tan pronto como obtuve shodan, me enviaron y comencé a ir a enseñar en los círculos universitarios. Entonces más o menos después de 10 meses que obtuve el shodan. Bastante rápido: el Aikido estaba progresando velozmente, poblando la sociedad. Había muchas universidades estudiando sobre las actividades de Aikido. Pero no había instructores disponibles. Yo, por ejemplo, estaba enseñando en cuatro universidades al mismo tiempo.
Además usted hacía entrenamiento también en esa época, entonces iba a entrenar y luego iba a…

Sí, regresaba y entrenaba, y regresaba…

¿Durante el día enseñaba en las universidades, o en la noche?

Durante el día.

¿Entonces regresaba para entrenar en el dojo en la noche?

Sí. Y comencé a dar lecciones privadas; eso era una parte importante de las finanzas del Hombu Dojo porque cobrábamos mucho dinero por las lecciones privadas. Cada uno de nosotros tenía unos cuantos alumnos para lecciones privadas.

Como personas de negocios o…

Sí, negocios, políticos, o sólo hombres importantes, y extranjeros también.

Sensei, ¿quiénes eran los instructores principales en esa época?

La instrucción fue liderada por el Segundo Doshu, Kisshomaru Sensei, asistido por Osawa Sensei, Dojo-cho, entonces un número de Shihans como Okamura, Arikawa, Tada, Yamaguchi, etcétera.

¿Y Koichi Tohei estaba allí en aquellos tiempos?

Koichi Tohei Sensei fue el jefe instructor del dojo. Pero él se iba a las islas de Hawai y a los Estados Unidos de América, iba y venía, y luego se quedaba un tiempo en el Japón, así que iba y venía en aquellos tiempos.

¿Tenía que hacer muchas demostraciones o cosas así en esa época por Tokio?

Oh sí.

¿Para ukemi o también...?

Sí.

¿Iba usted con alguien en particular? ¿Iba con O-Sensei, por ejemplo?

Sí. Yo era el que más viajaba con O-Sensei. No eran demostraciones sino una gira para enseñar. Él visitaba por todas partes del país para ver a sus discípulos antiguos, aquellos que habían establecido dojos en diferentes partes del Japón. El viaje siempre incluía entrevistas, o ver famosos maestros espirituales y religiosos en Japón. Le gustaba visitar los templos, los monasterios, etcétera.

¿Acaso hacía demostraciones en aquellas ocasiones?

¡Oh, sí! ...En realidad no era una demostración, sólo nos sentábamos juntos en un cuarto pequeño, un cuarto japonés como este, y mi instructor O-Sensei y el maestro se entrevistaban y hablaban, y de repente O-Sensei se levantaba: "¡Venga acá!" ¡Bam bam bam bam! Siempre así, sabes.

Sensei, usted dijo que aprendió a dormir en cualquier lugar. ¿Hubo lecciones importantes que obtuvo del tiempo como uchi deshi que todavía son muy importantes para usted?

Sí, una especie de consciencia atenta. Cuando estoy durmiendo en mi casa, si cualquier cosa ocurriese en mi casa en cualquier lugar, sólo me paro y ¡bam! Puedo sentirlo: ese tipo de consciencia instintiva es muy importante para mí como artista marcial. En un número de casos, dado a que tengo este desarrollo de consciencia atenta, un número de veces me ha salvado la vida.

¿Tiene recuerdos del Tercer Doshu, Moriteru Ueshiba cuando era un niño pequeño?

Todo el mundo sabía que él iba a ser Doshu en los años venideros, porque cuando era pequeño él mismo declaraba, “Yo soy el que va a ser como O-Sensei." Tenía como seis o siete, cinco o seis años, y él decía que iba a ser así. Nosotros nos sentíamos muy orgullosos de eso.

¿Cómo caracterizaría la labor que hizo el Segundo Doshu, Kisshomaru Ueshiba, para desarrollar el Aikido?

Yo creo que la labor más valiosa que él hizo fue la popularización del Aikido a través del mundo, a través de los discípulos que él cultivó.

Para empezar, esto fue contra la voluntad de O-Sensei. Él finalmente aceptó el deseo de Kisshomaru Sensei de introducir el Aikido al público. Como he dicho anteriormente, de nuevo, como artista marcial O-Sensei no estaba interesado en la popularización del arte.

Él estaba muy interesado en su propio arte, y transmitirlo a un pequeño número de personas, como personas elegidas. Así es como lo hacía antes de la guerra. Entonces yo creo que el Segundo Doshu tuvo gran dificultad de persuadir a O-Sensei, de hacerlo entender la importancia de la popularización del arte después de la guerra, y él tuvo éxito.

Sensei, ¿eso comenzó con los clubes universitarios que usted mencionó?

Bueno, para comenzar, la primera demostración pública realizada en Japón, fue en 1953, y O-Sensei estaba fuertemente en contra.

Para el momento que usted y otros uchideshi (ahora los sensei de Shihankai) iban a ir al exterior, en ese tiempo O-Sensei había aceptado la idea que ustedes iban a ser…

Sí, sí.

¿Y él lo apoyaba?

Sí. Bueno, ves para empezar, un arte marcial es algo muy personal, como una profunda historia de amor. Hay muchos sacrificios y dolores, estudios y etcétera, sabes; no es una vida ordinaria. Tienes que tener dedicación, compromiso, y fe en lo que haces. ¡Y no se habla del asunto con nadie! Es algo muy personal. Yo entiendo el sentimiento de que hacer demostraciones es en verdad vergonzoso, me parece a mí. Yo lo siento así. Ni siquiera hablo… ¡odio hablar sobre el Aikido con cualquier persona! Es muy difícil para mí cuando me preguntan qué es mi profesión, sabes, si alguien pregunta, “¿Soy un instructor profesional del Aikido?” Para mí es muy, muy complicado. Quiero ser nadie.

Principalmente, O-Sensei estaba muy complacido cuando íbamos al exterior porque su creencia religiosa era la paz mundial, y a través del Aikido él soñaba cultivar que este sueño se realizara.

Yo creo que las artes marciales no deberían ser expuestas abiertamente a la sociedad. En muchas maneras creo que el arte marcial es una esquina oscura de la sociedad humana. Es un arte para matar, no se olviden. Puede ser muy destructivo. Eso es lo que siento, mi sentimiento personal.

Si hay algo en que estoy en desacuerdo, no necesariamente relacionado solamente al Aikido, pero incluyendo las artes marciales en su totalidad, es de convertirse en profesional; se ha vuelto tan…popular. Por todas partes que vas. Es como el asunto de portar un revolver. No portas un revolver frente de mí en público, ¿cierto? Tiene que estar escondido, bajo control. Así es como yo siento.

Entonces, O-Sensei tenía dos ideas: él no quería exponer el Aikido al público, pero pensó que era una forma de realizar su sueño para la paz mundial.

Esa realización tenía mucho que ver con los esfuerzos del Segundo Doshu para convencer a su padre.

¿Acaso O-Sensei se transfirió más hacia ese lado?

Sí.

continuará…