Morihei Ueshiba
O-Sensei
Fundador del Aikido

Las Reglas Durante la Práctica 

Nota del Editor: Las reglas de O-Sensei para la práctica, que han sido anunciadas en el Hombu Dojo por muchos años, han sido traducidas varias veces en formas ligeramente diferentes. Esta versión apareció originalmente en el libro titulado Aikido, del Segundo Doshu, el cual fue publicado en 1974, y fue uno de los primeros libros sobre Aikido traducidos al inglés.

En el gimnasio del cuartel general en Tokio las siguientes REGLAS DURANTE LA PRÁCTICA están anunciadas para que todos puedan verlas y aprender:

1) Un solo golpe en Aikido es capaz de matar un oponente. En la práctica, obedezca a su instructor, y no haga que el período de tiempo de la práctica sea una prueba innecesaria de fuerza.

2) El Aikido es un arte en el cual un hombre aprende a enfrentarse a muchos oponentes de forma simultánea. Por ende requiere que usted pula y perfeccione su ejecución de cada movimiento a fin de que pueda no solamente enfrentar a uno que este directamente frente a usted, sino también a aquellos que se acercan a usted desde cada dirección.

3) Practique a cada momento con una sensación de júbilo placentero.

4) Las enseñanzas de su instructor constituyen tan solo una pequeña fracción de lo que usted aprenderá. Su maestría de cada movimiento dependerá casi por completo de su práctica individual y seria.

5) La práctica diaria comienza con ligeros movimientos del cuerpo, gradualmente incrementándose en intensidad y fuerza; pero no debe haber un exceso de esfuerzo. Esa es la razón por la cual hasta un hombre anciano puede practicar con placer y sin daño físico, y alcanzará la meta de su entrenamiento.

6) El propósito del Aikido es entrenar tanto el cuerpo como la mente, y hacer que un hombre sea sincero. Todas las artes del Aikido son secretas en naturaleza, y no deberán ser reveladas públicamente, ni enseñadas a rufianes que las utilizarán para propósitos malvados.

Primero es correcto obedecer al instructor y recordar sus instrucciones, sobreponiéndose a sí mismo. Sin importar cuánto usted haya estudiado, si se aferra a sí mismo usted no desarrollará su habilidad.

Segundo, el Budo es para contrarrestar cualquier ataque desde cualquier dirección en cualquier momento. Cuando usted está listo simplemente para un solo oponente, sin estar preparado para los otros, será una lucha común. Una postura ajustada y en guardia con un espíritu inamovible es la base de cada ejercicio de Budo. La gente generalmente dice, “El hombre se comporta irreprochablemente,” o “un artista excelente está completamente en guardia.” Aquellos que estudian Aikido deberán entonces vivir su vida diaria perfectamente en guardia, aun si no están conscientemente viendo a cada dirección alrededor de ellos.

Tercero, es bastante doloroso mantenerse estudiando seriamente. Pero si usted mantiene la disciplina del Budo sin cansancio, al fin alcanzará una etapa verdaderamente placentera. Algunas personas malinterpretan que es mejor sufrir mientras se estudia, pero el verdadero estudio es placentero en todo momento. Concentrándonos, y sin tener ninguna experiencia dolorosa, podremos disfrutar las sesiones de práctica.

La cuarta regla se relaciona a la asimilación de las técnicas. El Aikido tiene unos cuantos miles de variaciones de las técnicas. Algunos alumnos son aptos de ir tras la búsqueda de una acumulación de cantidad en vez de calidad. Sin embargo, cuando se voltean a verse en el pasado, se arrepienten de saber que no han logrado nada. Pronto pierden el interés. Debido a que son posibles las innumerables variaciones de cada técnica, nosotros los instructores siempre enfatizamos la significancia de la “repetición” a los principiantes. Cuando usted practica cada técnica básica, una y otra vez, usted llega a tener dominio sobre ella y luego podrá utilizar las variaciones. Cuando el Maestro primero vino a Tokio, entre sus estudiantes serios estaba el Almirante Isamu Takeshita. Él escribía todas las técnicas que había aprendido bajo el Maestro. Sumaban a más de dos mil, y sin embargo había mucho más. Estaba estancado en que no podía hacer bien ninguna de ellas. Luego de una cuidadosa consideración durante varios días, él entendió el significado de la cautela del Maestro, “Usted debería estudiar, usando el ejercicio de sentarse como la base.” Él lo practicó y luego finalmente logró manejar las técnicas: de forma tan bien que pudo alcanzar las otras técnicas que aún no habían sido enseñadas por su instructor. Para un hombre mayor de sesenta años, es lo mismo: la repetición del ejercicio es el secreto de la mejora, sin importar lo torpe o inexperto que uno sea.

La quinta regla es no contradecir a la naturaleza. El exceso se debe evitar en cualquier cosa. La moderación es la clave. Sin importar lo poquito que sea el exceso, toda la postura y la condición del cuerpo están fuera de balance. Los alumnos jóvenes y animados son aptos de tener una idea de que no serán fuertes al menos que apliquen el poder. Esto no es verdad. El ejercicio natural crea la verdadera fuerza. Por esta razón, le fue posible al Dr. Niki, un hombre con más de ochenta años, practicar el Aikido.

Por último, la meta del Aikido no es meramente producir un hombre fuerte sino crear una persona integrada. Cualquier persona educada sabe que la fuerza bruta carece de significado en el día de hoy en la civilización avanzada. Por esta razón el Maestro prohibió que se mal utilizara el Aikido, y dio advertencias severas a todo el mundo. Él no permitía la publicación de sus técnicas del arte, y requería de presentaciones y garantías de cada alumno. En resumen, aquellos que desean estudiar Aikido deben tener una mente honrada y justa, deben obedecer a los instructores, y estudiar naturalmente. Como materia de consecuencia, las técnicas serán cultivadas hábilmente y un carácter noble será creado en esta atmósfera.