Akira Tohei
8º Dan, Shihan
Jefe Instructor de Midwest Aikido Center (1972-1999)

Akira Tohei Shihan, 8º Dan

Por Robert Mason, sandan


Nota del Editor: Ha pasado más de un año desde la muerte de Akira Tohei Shihan. Este triste evento fue una gran pérdida para la comunidad de Aikido. La gran influencia de Tohei Sensei es recordada por uno de sus alumnos más antiguos, Bob Mason, Jefe Instructor de Aikido de Dallas.
Akira Tohei, 8º grado cinta negra, fue uno de los instructores de Aikido más avanzados en los Estados Unidos, y uno de los directores técnicos de la Federación de Aikido de los Estados Unidos (United States Aikido Federation). Tohei Shihan practicó el Aikido por más de 50 años, y fue un discípulo directo de O-Sensei, Morihei Ueshiba, el Fundador de Aikido.

Tohei Shihan nació el 20 de agosto de 1929, en la Prefectura de Tochigi, Japón. A la edad de 15, se enlistó al ejército japonés para la Segunda Guerra Mundial, y recibió entrenamiento como un piloto kamikaze. Estamos eternamente afortunados de que la guerra culminó apenas unos meses antes de su misión suicida. Luego que terminó la guerra, el Japón estaba en caos y Tohei Shihan estaba en el limbo, buscando algo para darle más sentido a su vida y para servir mejor a su país. Él había escuchado sobre un arte relativamente nuevo, Aikido, un arte marcial diseñado para proveer disciplina al espíritu propio como también una defensa personal sin lesionar al atacante.

En 1946 Tohei Shihan, intrigado y motivado, comenzó su entrenamiento de Aikido bajo el entonces Jefe Instructor del Hombu dojo, Koichi Tohei, y luego continuó en 1956 bajo la dirección directa de O-Sensei y su hijo, Kisshomaru Ueshiba, en la sede mundial de Aikido (Aikido World Headquarters), Hombu Dojo en Tokio, Japón.

En 1963, Tohei Shihan acompañó a Kisshomaru Ueshiba, el líder de 2° generación del Aikido, en una gira de Aikido en los Estados Unidos. Cuando el viaje de tres meses terminó en Hawái, Tohei Shihan se quedó allí y enseñó por todas las islas hawaianas por nueve meses adicionales. En 1964, él regresó al Japón y se unió al personal docente del Hombu Dojo. En los siguientes ocho años, además de su trabajo en el Hombu Dojo, Tohei Shihan fue instructor en la Universidad Asia, Universidad de Economía de Akita, la Universidad de Keio, Nihon Universidad para Mujeres, las Fuerzas de Auto-Defensa del Personal de Tierra, y las Fuerzas de Auto-Defensa Navales.

En 1966, Hombu Dojo otorgó a Akira Tohei el título de Shihan, o Maestro Instructor. En 1972, la sede mundial de Aikido (Aikido World Headquarters) lo despachó hacia América, específicamente para convertirse en el jefe instructor de la Región Centro Occidental de la Federación de Aikido de los Estados Unidos (USAF), con sede en Chicago, Illinois.

Tohei Shihan fue responsable por el establecimiento y mantenimiento de miles de alumnos en casi 50 dojos alrededor de los estados centro occidentales, incluyendo Arizona, Illinois, Indiana, Iowa, Kansas, Luisiana, Minnesota, Nebraska, North Carolina, Tennessee, Texas, Virginia, y Wisconsin. Tohei Shihan fue promovido a 8º Dan en 1989 y practicó y guió clases hasta solo dos meses antes de fallecer a la edad de 70 el 2 de julio de 1999 [en conexión con complicaciones debido a una enfermedad de pulmones]. Tohei Shihan deja a su esposa Joanne Kiyoko Tohei y a su hijo Akihiro Tohei, ambos recibiendo nuestras condolencias más sentidas de corazón.

Tohei Shihan, o simplemente Sensei como era conocido a los miles y miles de alumnos quienes vidas había tocado, nos trajo a los Estados Unidos Región Centro Occidental mucho más que lo que pueden expresar las palabras. No es posible escribir en papel la gratitud que sentimos hacia Sensei, quien ayudó a cada alumno individualmente a crecer, desde ser bebés de Aikido incapaces de caminar o de hablar, a convertirse en jóvenes adultos en la práctica del Aikido, capaces de apreciar el camino que dispuso O-Sensei. Las palabras escogidas acá solo palidecen a la luz de la vida de tan gran practicante y maestro.
Nosotros sus alumnos recordaremos a Sensei primero por su generosidad. Sensei fue tan generoso con su tiempo, sabiduría y enseñanza. Pocos de nosotros podemos apreciar la generosidad involucrada en el hecho que Sensei haya dejado su país natal para estar con nosotros en Estados Unidos en los últimos 27 años, y a veces no lo valorábamos o lo dábamos por sentado. Sensei no solamente vino a los Estados Unidos, sino también aceptó un compromiso de tiempo inmenso visitando de forma regular a cada dojo del centro occidente del país, sin importar el número de miembros que practicaban. Por muchos años esto alejaba a Sensei de su hogar y familia, por más de 35 fines de semana cada año. Sin embargo Sensei nunca se quejaba. Muy al contrario, Sensei tomaba su compromiso para diseminar el Aikido de forma muy seria, y reconocía que no había sustituto por el tiempo personal invertido en cada dojo y con cada miembro de dojo.

Aunque hoy en día muchos consideran que el tiempo y el dinero son sinónimos, nunca existió la pregunta si Sensei se le pagaba por sus visitas, porque nosotros los alumnos nos fuimos dando cuenta que nunca habría suficiente dinero para compensar por su experiencia y sus enseñanzas. En consecuencia, cada uno de nosotros le dábamos a Sensei desde nuestros corazones y nos inspirábamos por él, para re-dedicar nuestro ser a la práctica del aikido. A través del ejemplo, Sensei nos mostró que el dinero palidecía en importancia con el verdadero sentir del Aikido. 

Su generosidad también fue aparente cuando Sensei suministraba libremente la oportunidad a sus alumnos de hacer conexiones de Aikido alrededor del mundo, nunca guardando egoístamente sus alumnos de otras enseñanzas, sino más bien exponiéndonos a otros Shihan de América del Norte, Hombu dojo, y alrededor del Japón y el mundo. Sin un instructor tan generoso como Sensei, nosotros nunca hubiésemos comprendido la importancia y el sentir detrás de eventos tales como Kagami Biraki, Conmemoración a O-Sensei, Campamento de Verano, o Kangeiko. Sin embargo estos eventos ya son de segunda naturaleza para nosotros hoy en día. Por tantas cosas que Sensei nos dio libremente, solo podemos esperar ser tan enriquecidos como fue él en las cosas importantes de la vida: la familia, los alumnos, amigos y el espíritu del Aikido.

Sensei estuvo claro desde el principio y a través de su tiempo en los Estados Unidos que él quería un dojo de Aikido y no solo una escuela. Para muchos de nosotros americanos, era difícil apreciar esta diferencia, aunque por supuesto el Sensei sí lo sabía bastante bien. La idea de tener muchos miembros solo por el hecho de tenerlos pagando las mensualidades, nunca fue considerada por Sensei, pues él estaba preocupado solo con tener miembros que estaban trabajando a ser mejores seres humanos, y tratando de comprender los sentimientos de Aikido. 

En intentar construir un dojo de Aikido de la nada, y cultivar su crecimiento a casi 50 dojos individuales, Sensei tuvo muchas oportunidades de expresar una infinita moderación y piedad o compasión. Sin importar que tan severa la infracción de etiqueta o falta de sentido común mostrada en nuestras acciones, Sensei era paciente, comprensivo, y mostró una abundante piedad o compasión, permitiéndonos intentar e intentar otra vez con su orientación. Sensei siempre intentó comprender los sentimientos detrás de nuestros errores y ayudarnos hacia los sentimientos de Aikido y hacia un verdadero sistema de dojo. Cada uno de nosotros adquirió valentía para cometer errores e intentar de nuevo, por la compasión y orientación de Sensei. 

Sensei será recordado por su humildad, ya que de Sensei nunca tenía un alarde ni fanfarronada. Sensei solía recordarnos que cuando nos poníamos “una cabeza de calabaza” como él lo decía, por ejemplo, una cabeza hinchada y grande porque creíamos arrogantemente que sabíamos algo bien, eso sólo nos hacía la cosa más difícil para conservar nuestro balance. Sensei fue un ejemplo brillante, nunca criticando a otros instructores, siempre haciendo deferencia a Doshu y a su memoria de O-Sensei.

Sensei rara vez hablaba de sí mismo, ni de su origen o de sus logros, era solo cuando le insistíamos o aguijoneábamos. Aunque él había sido uno de los más antiguos instructores del mundo, fue instructor en la sede mundial, practicó bajo el mismo O-Sensei, fue escogido como Otomo para la primer visita a los Estados Unidos del segundo Doshu, él fue solicitado ser el primer Presidente de la Federación Internacional de Aikido, y dio su vida primero por su patria y luego de nuevo por el Aikido.

Cada vez que se le preguntaba algo sobre técnicas de Aikido, filosofía o espíritu, el Sensei aún con más de 50 años de dedicación a la comprensión del Aikido siempre calificaba su respuesta con “Yo creo” o “En mi opinión”, nunca presumiendo que él estaba en lo correcto y los otros incorrectos. El shoshin de Sensei se expresaba en cada una de sus acciones. Por ejemplo, cada vez que Sensei hacía el saludo de reverencia era como si fuese por primera vez que lo hacía, expresando humildad, respeto y gratitud, sin importar si la reverencia fuese para O-Sensei, sus instructores, sus sempai, sus kohai, o sus alumnos. Era por esta humildad que tantas personas buscaron con propósito sus enseñanzas y con entusiasmo apoyaban a Sensei en su trabajo para diseminar el Aikido como lo dispuso el Fundador.

Nosotros los alumnos en los Estados Unidos y alrededor del mundo nunca podremos llenar el espacio dejado por la muerte de Akira Tohei Shihan, pero honraremos su memoria diligentemente continuando la práctica del Aikido.