Akira Tohei
8° Dan, Shihan
Jefe Instructor de Midwest Aikido Center (1972-1999)

Entrenamiento de Aikido y la Introspección - Parte 1

Por Akira Tohei, 8º Dan, Shihan


Nota del Editor: Este artículo ha sido reimpreso de USAF Federation New, Volumen 3, Otoño de 1977.
No deberá existir persona alguna quien no quiera buscar su felicidad, al nacer como ser humano. Pero la felicidad no es algo que llega naturalmente, y yo creo que se obtiene a través del esfuerzo humano.

Un sentido de consecución espiritual, logros materiales, la realización de tus propios deseos, y también la sensación de suficiencia cuando se superan las dificultades y las penas, todo esto existe dentro del rango de lo que llamamos felicidad.

¿Qué es la felicidad humana? Es el sentimiento o sensación resultante, el regocijo del corazón luego de un esfuerzo y la devoción que parte de uno mismo. En contraste, si una persona no le dedica demasiado esfuerzo, lo que se obtiene no es la felicidad. Surge un sentimiento de que uno ha sido traicionado o engañado, y de ninguna manera esto se le puede llamar felicidad, es como un dinero obtenido de mala manera y que se gasta rápidamente.

En estos tiempos de actualidad, la tendencia es preferir lo “instantáneo” y las cosas “fáciles” en general. Antiguamente sin embargo, cuando un guerrero iba en camino hacia el campo de guerra, rezaba a la luna nueva, “Que caigan sobre mí las siete maldades y los ocho sufrimientos".

Sobreponerse a estas dificultadas significaba superarse a sí mismo, y luego hacía un juramento para derrotar al enemigo. Este "kokoro" es el propio sentimiento que se requiere de alguien que entrena. Si el "kokoro" de uno no está dedicado lo suficientemente, se torna en un caso de “el hombre que acude a Dios solamente en los momentos de angustia,” y la situación se reduce a aquella de “un hombre ahogándose y sosteniéndose de una pajita".

Hay personas que pueden soñar en hacer una fortuna en un solo golpe sin mucho esfuerzo, y quizás la tendencia de hoy en día indica sentimientos aún más fuertes hacia esto. Sin embargo, tomado desde el punto de vista de entrenamiento o más aún desde el Aikido, un logro a través de un “curso veloz” es imposible.
La introspección está influenciada por los tiempos, por el momento, y por los medios que son reflejados en el propio ser con sentimientos de humildad. Las acciones propias de uno están ligadas a los pensamientos, y aunque sí es posible hacer una reflexión luego de actuar, un examen interno y a consciencia está alineado con gran desarrollo y crecimiento, y es un requisito importante para lograr cualquier cosa. Una persona que haga poca introspección se tornará autocomplaciente, y éste es un factor en su carácter personal que se convertirá en algo más y más insignificante.

Hemos escuchado la frase, “Chicos, sean ambiciosos.” Sin embargo, si la persona sólo toma en consideración la ambición de forma continua, nada podrá lograrse, y perderá interés en el mundo y se sentirá desalentada. Sólo cuando la persona junta el entusiasmo con el esfuerzo verdadero, y sólo si se auto-examina cuidadosamente por dentro, es cuando podrá acercarse a sus aspiraciones más apreciadas.

Hay una diferencia entre la auto-reflexión y ser totalmente pasivo. Tener "kokoro" para la introspección conduce a un desarrollo correcto; este es el mismo principio para cuando uno da un paso atrás o jalar hacia atrás antes de hacer un brinco hacia delante. Un estado de extensión continua hace difícil que uno pueda brincar más allá de donde uno está, pero jalar o inclinarse para atrás reduce la dificultad de poder brincar hacia delante.

Un dojo es un lugar para la disciplina. Se espera que la persona tenga seriedad durante su entrenamiento, ya que si ocurre aunque sea una pequeña negligencia, esto dará lugar a que ocurran posibles accidentes. De regreso a casa desde el dojo, o mientras conversa con los amigos, o una vez que llegue a casa, tómese su tiempo para reflexionar sobre su actitud de "kokoro" o de su comportamiento o conducta, ya este día singular es para labrar camino hacia el desarrollo de mañana.

Si una persona tiene pocas fallas y pocos puntos débiles, sería de ayuda si esa persona no dejara que nada le detenga para que empiece de nuevo e inmediatamente. Hay una creencia de que no existe ningún ser perfecto en el mundo; si todas las cosas se tornaran perfectas entonces ya no estarían en el reino de los seres humanos, y ya no habrá necesidad de entrenar como lo hacemos.

No criticar las fallas del otro ni sus defectos, no jactarse de méritos propios, poder hablar honestamente, y poder sentir la humildad – todo esto da luz al verdadero "kokoro" para la introspección.

Es arrogante pensar que solamente los pensamientos propios de uno son perfectos, y sería mejor no asociarse mucho a aquellos que piensen así.

En las sesiones de Aikido cuando uno piensa que ha aprendido algo por sí sólo, y cambia de pareja varias veces mientras practica, llegará a entender nuevos sentimientos y sensaciones. Esto se aplica tanto para aquellos que han entrenado por muchos años como aquellos que aún son alumnos nuevos.

Es un hecho que si uno entrena, paso a paso se acercará a una existencia completa o a la perfección. Esto no significa que la perfección pueda ser perfeccionada, sólo que esto debe ser la meta de la persona. El sentido de “ser” del ser humano está influenciado por pensamientos y actitudes humanos de "kokoro".

En la antigüedad, la acción precedía la palabra, significando que la persona no se daba publicidad ni siquiera con sentimientos modestos, sino que realizaba sus deberes de forma silenciosa, y esto era considerado como un atributo noble.

Más aún, ésta es la línea principal de entrenamiento. Hoy en día las palabras preceden las acciones, o sea el hablar y la promoción preceden la acción. Lo más inútil es cuando todo es hablar y no hay nada de acción, o ponerle énfasis en hablar y hacer propaganda pero llevar a cabo muy pocas cosas. El Fundador de Aikido entrenó y enseñó en el Hombu dojo hasta justo antes de fallecer, que es considerado sencillamente natural para un Fundador, y de hecho para cualquier persona que recorre el camino de Aiki. En la instrucción de Aikido o la práctica, por supuesto que las explicaciones son valiosas, pero si el único énfasis se coloca en esto, entonces habrá peligro de ver solamente un aspecto limitado de Aikido.

Mente y cuerpo – palabras y acción – uno siempre debe esforzarse a coordinar estos elementos, y yo creo que especialmente los instructores de Aikido deben procurar a poner buenos ejemplos.